HOJA PARROQUIAL - DOMINGO XXII TIEMPO ORDINARIO

 CONTINUAMOS CON LAS PRIMERA COMUNIONES
 
Así es. Ya son dos los grupos de niños que han hecho su primera comunión y otros dos que lo han hecho de forma individual porque las circunstancias lo requerían. Nos queda otro grupo y algún otro niño.
Hay que aceptar las cosas como vengan y tener en cuenta las muchas complicaciones con las que se encuentran los padres y las familias.
Que estos niños sepan valorar adecuadamente lo que supone la comunión.
Muchas felicidades a todos ellos y a sus familias.
 
UN ENFERMO DE SIDA EN EL HOSPITAL DE JERUSALÉN
 
Para aquella chica fue un aldabonazo terrible cuando le diagnosticaron que tenía el sida. Había jugado con el fuego y se había quemado, Pero la llevaron al hospital de Jerusalén. Pensó que nadie le iba a comprender. Por eso se cerró en su mundo con el convencimiento de que iba a ser juzgada duramente por una sociedad hipócrita y sin piedad.
Un día, sin saber cómo la visito una persona que decía que venía de muy lejos. La escuchó una por una todas sus quejas. No la culpabilizó ni la preguntó demasiado. No hurgó en sus heridas   Sencillamente venía todos los días a verla. Le dio que era feliz ayudando a los demás. Esta actitud la había descubierto en Dios que tiene un corazón ilimitadamente bueno. Venía a visitarla desde un lugar que se encuentra en un barrio de Jerusalén. El autobús la dejaba a la puerta del hospital.
En aquel hospital, con la presencia de aquella persona, cambiaron muchas cosas, aunque aparentemente todo seguía igual
Morían muchos como siempre, pero otros descubrieron la dignidad de vivir y la dignidad de morir.
Nunca supieron el nombre de esa persona anónima, que tanto bien les hizo.
No metía ruido, simplemente venía.
Y el día que no iba por el hospital echaban de menos la presencia de esa persona que devolvía la esperanza.
Nunca dijo a nadie su nombre, pero parece ser que había nacido en Belén y había pasado muchos años en un pueblo olvidado llamado Nazaret
 
¿Cuál es la enfermedad más grave que aqueja a la humanidad en esto momentos?
¿Cómo podemos ayudar a los que la sufren?
 
Son importantes los medicamentos para curar las enfermedades, pero también son muy importante el afecto, el cariño, las visitas… el trato afable de las personas etc. a lo mejor tanto como los medicamentos

HOJA PARROQUIAL - DOMINGO XXI TIEMPO ORDINARIO

TIEMPOS DIFÍCILES

Se avecinan tiempos difíciles con el comienzo de las escuelas y a no tardar mucho con el trabajo en los almacenes. Todo  por el  coronavirus.

Hagamos todo lo que nos digan para evitar contagios y frenar esta pandemia.

Recemos a Dios Padre y a la Virgen María por la situación en que vivimos que nos afecta todos, nadie se escapa.

El bicho está activo y no para y ahora que por necesidad habrá más proximidad entre las personas el riesgo de contagio será mucho mayor.

Que las autoridades sanitarias y políticas encuentren normas acertadas para la convivencia en estos tiempos complicados. Cuidémonos para poder cuidar a los demás

Y que este principio de curso escolar funcione como es debido, para que no hablemos de una generación perdida.

Así mismo que el comienzo de la próxima campaña de la naranja no lleve demasiados quebraderos de cabeza

Todos estamos preocupados, quizás los madres de niños en edad escolar más todavía. Lo mismo les debe pasar a los responsables de las cooperativas y almacenes de naranjas.

¡Señor! escúchanos, no nos desampares. Te lo pedimos.

Virgen del Niño Perdido mira con amor este pueblo que se aclama a ti.

Escúchanos. Así  sea.

 

EL APOSTOLADO DEL ACEITE

 

¿En que consiste?

Todos sabemos que uno de los usos corrientes del aceite es suavizar, eliminar lo bronco que a veces están ciertos instrumentos.

Dos ruedas engrasadas no funciona bien, chirrían. Se les echa un poco de aceite y van de maravilla.

El eje de acero está perezoso para girar, con un  poco  de aceite todo solucionado..

La llave de casa no encaja bien con la cerradura unas gotitas de aceite la ponen a tono.

El aceite produce todas estas facilidades con  toda la naturalidad del mundo, sin hacer ruido.

A nuestra vida de familia, de trabajo, de relaciones, de convivencia etc ¿no le haría falta a veces unas gotas de aceite? ¿No nos vendría bien procurarnos un poco de ese aceite porque, unos y otros, a veces somos broncos debido al cansancio o a tantas otras cosas?

¡Cuánto bien haría en aquella casa una persona que, de vez en cuando, echara unas  gotitas de aceite para que no hubiera permanentemente caras avinagradas y se pudiera vivir con más paz!

Lo mismo para las pandillas de amigos o para los vecinos de una calle o para un lugar de trabajo.

Dichosas las familias que procuran tener siempre a mano un poco de este aceite tan útil para la convivencia, para las buenas relaciones entre las personas, entre mayores jóvenes, entre conocidos y desconocidos.

En las relaciones de amistad, en las relaciones de trabajo, en la comunicación con unos y con otros ¡cuánta falta hace manejar la botella de este aceite que suavice las relaciones!

¡Señor! Danos de ese aceite que tanto necesitamos y tan provechoso nos  puede ser para nuestra convivencia.

Gracias, Señor