Mateo 11, 2-11

Juan, que había oído en la cárcel las obras de Cristo, le mandó a preguntar por medio de dos de sus discípulos: 
"¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?". 
Jesús les respondió: 
"Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia. ¡Y dichoso el que no se sienta defraudado por mí!"
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:
"¿Qué salisteis a cotemplar en el desierto, una caña sacudida p
or el viento? ¿O qué fuisteis a ver?, ¿un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta: él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti para que prepare el camino ante ti". Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista, aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él"

Se cuenta...

Se cuenta de dos hermanos que habían recibido una herencia de sus padres y ambos habían construido sus casas, distantes unos doscientos metros. El hermano mayor, Juan, era soltero y estaba muy feliz con su trabajo en el campo y con sus aficiones. El hermano menor, Pablo, estaba casado, tenía tres hijos: también vivía muy feliz con su mujer, sus hijos y su trabajo. Los dos eran agricultores y tenían sus graneros.
Una noche Juan, el hermano mayor, pensó que la situación era injusta. Él era soltero y no necesitaba tanto para vivir como su hermano casado y con familia: mujer e hijos. Entonces decidió ir a su granero, llenar una bolsa grande de grano, cargársela en sus hombros y llevarla, en el silencio de la noche, al granero de su hermano Pablo.
Casi al mismo tiempo, Pablo, el hermano menor, también pensó en la situación de su hermano y le pareció que era injusta. Se dijo: yo estoy casado tengo mujer e hijos, ellos me cuidan y me cuidarán, mi hermano está sólo ¿quién le cuidara?
Entonces decidió ir a su granero, llenar una bolsa grande, cargársela en sus hombros y llevarla, en el silencio de la noche, hasta el granero de su hermano Juan.
Así fue como, cada noche, protegidos por el silencio y la oscuridad, los dos llevaban una bolsa grande de grano hasta el depósito de su hermano.
Lo que sucedió es que al repetirse ese gesto con tanta frecuencia y al hacer los dos la misma operación una noche coincidieron en sus horarios y se encontraron los dos hermanos cargados con sus respectivas bolsas de grano en la mitad del trayecto.
No hizo falta que se dijeran una palabra. Juan y Pablo se dieron cuenta de inmediato de lo que ambos estaban haciendo. Dejaron caer la bolsa en el suelo y se dieron un fuerte abrazo.
Los vecinos del lugar se enteraron de lo ocurrido y la historia se fue contando de generación en generación.
Cuenta la historia que con el tiempo los biznietos de ambos hermanos, de Juan y de Pablo, levantaron allí la estatua de la FRATERNIDAD

NUEVO AÑO LITÚRGICO: primer domingo de Adviento

MATEO 24, 37-44: Dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto estad en vela, porque no sabéis que día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre".

A LAS PUERTAS DE LA ASAMBLEA PARROQUIAL


Estamos ya a las puertas de la Asamblea Parroquial.
Será el próximo sábado, día 19, a las 16 h en la Iglesia Parroquial comenzaremos
Los distintos grupos de la parroquia van reuniéndose para podernos ofrecer su pequeña intervención, para decirnos: quiénes son, cuántos son, qué hacen, cuál es su finalidad, qué dificultades tienen, sus planes etc.
Será un encuentro que nos servirá para profundizar en lo que somos: una familia cristiana, en la que sus miembros desempeñan distintos servicios para bien del resto de cuantos son, y nos sentimos miembros de esa familia y para bien de este mundo.
La parroquia tiene unos campos concretos en los que se mueve:
1º Vive o procura vivir la caridad, el amor como fundamento de la vida cristiana,
2º Trata de conocer y dar a conocer a Jesús y su mensaje y profundiza en su amistad con Jesús y procura conocer mejor todas sus enseñanzas
3º Celebra su fe en las múltiples manifestaciones que realiza, sobre todo, con la Eucaristía de cada domingo y también en la celebración de los sacramentos, fiestas cristianas, prácticas religiosas y otras celebraciones como las procesiones de Semana Santa etc.
Todo ello lo vivimos, lo hemos de vivir, en comunión, sintiéndonos todos miembros de un mismo cuerpo, de una misma familia.
No somos rivales, ni competimos ni nos despreciamos, sino que mutuamente nos complementados: unos forman parte del Consejo Parroquial, otros del Consejo de Economía, otros están en Cáritas, otros son catequistas, otros forman parte de una cofradía o del coro parroquial u otra asociación etc. etc. Todos, cada uno desde su lugar, está cooperando en la misión que Dios ha encomendado a la Iglesia.
Esta asamblea puede servir para valorarnos y a lo mejor para descubrir otros campos en los que Dios que está invitando a la gente a implicarme.
Que el Señor y la Virgen del Niño Perdido nos bendiga a todos y nos ayude a ser unos miembros activos dentro de nuestra comunidad parroquial