Hoja Parroquial del 10 al 16 de Julio



La Eucaristía del sábado o domino.

Da un poco de pena constatar que muchos son los que se dicen cristianos, bautizan a sus hijos, les acompañan en la catequesis etc. etc… pero no acostumbran a participar en la Eucaristía, en la misa.
A lo mejor es que no hemos sabido ofrecer, si vale la expresión, el producto.
A lo mejor es que no hemos sabido explicarlo.
A lo mejor es que nuestras Eucaristías no son como deberían ser.
El hecho es que los cristianos celebramos el domino y decimos que es el Día del Señor, recordando que Jesús a quien crucificaron Dios lo resucitó. Es la celebración de la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado.
Es el anuncio del mundo definitivo en el que el mal será vencido.
Es una lástima que no valoremos la Eucaristía, la misa como es como es debido.
A veces incluso a lo largo del año hay, a lo mejor algún familiar que lleva al niño /a la misa y esa persona una vez el niño/a está en el banco de la Iglesia sale de la Iglesia y se va a donde sea
El Concilio Vaticano II afirma” Toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia” (SC 8). Consecuentemente la acción litúrgica de la parroquia ha de ocupar el centro de la vida pastoral, ya que “no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia” (SC. 7).
La parroquia es, fundamentalmente, una comunidad eucarística, que tiene como celebración central la Eucaristía en el Día del Señor. La parroquia se edifica en la medida que se convoca a los fieles en asamblea para celebrar la Eucaristía, porque es ésta la que construye a la Iglesia y, por tanto, también la comunidad parroquial. “La Eucaristía (la misa) construyendo la Iglesia crea precisamente por ello la comunidad entre los hombres· (EDE 24).
Como digo es una verdadera lástima el poco aprecio que a vece hay personas cristianas que tienen a la Eucaristía del sábado o del domingo.

SER AGRADECIDOS

A la orilla de un arroyo, bebía una paloma, cuando, al inclinarse para beber en la corriente vio que una infeliz hormiga cayó en el arroyo.

En vano la hormiga se esforzaba en aquella corriente por ganar la orilla.
Pero la paloma acude caritativa y lanza al agua una brizna de hierba, asida a la cual la pobre hormiga logra llegar a la orilla y salvarse.

Al mismo tiempo, pasaba por allí un campesino con una escopeta preparada para cazar. Al ver a la paloma, pensando ya en cocinarla y en comérsela, se dispuso con su escopeta para matar a la paloma.

La hormiga muy oportuna ella le pica en el talón del campesino. El hombre se volvió para rascarse donde la hormiga le había picado y es ese momento la paloma aprovecha el instante para alejarse del cazador emprendiendo el vuelo que se alejó del arroyo.

¿Solemos ser agradecidos?
¿Con todos o sólo con algunos?
¿Cómo mostramos nuestro agradecimiento?
¿Por qué somos o no somos agradecidos?
¿A quién hemos de ser agradecidos?
                            
No nos cansemos de dar gracias a Dios por lo mucho que hace y hacho por nosotros:  Él nos ha dado la vida, ha puesto el mundo en nuestras manos, nos ha rodeado de personas que nos quieren y sobre todo nos ha dado a su Hijo Jesucristo y nos ha dado la posibilidad de ser sus amigos y de cooperar con su proyecto.