DIA 8 NAZARET

DIA 8                                                                                  NAZARET

ORACIÓN INICIAL.
Dios te Salve María, Madre del Niño Perdido, Patrona de Alquerías, nosotros, tus hijos, venimos durante estos días a obsequiarte con nuestras plegarias; venimos a intentar aprender de ti, primera mujer de la Iglesia, a vivir lo esencial de la vida cristiana: la fe, esperanza y caridad. Que con tu ayuda y nuestro esfuerzo nos sintamos y vivamos como hombres y mujeres de la Iglesia de hoy. Amén.

LECTURA DE LA SAGRADA ESCRITURA.
“Así que cumplieron todas las cosas
según la Ley del Señor, volvieron a Galilea,
a su ciudad de Nazaret. El Niño crecía y
se fortalecía, llenándose de sabiduría;
y la gracia de Dios estaba sobre él.”
(Lc. 2, 39-40)

Así resume la vida en familia de Jesús, María y José, el Evangelio de San Lucas.
A nosotros nos saben a poco estas palabras. Quisiéramos escudriñar la intimidad de la vida de la Sagrada Familia. Quisiéramos conocer palabras y hechos de esta vida familiar para llevarlos a las nuestras.
Paulo VI vio a la Sagrada Familia, en Nazaret, así: “Que Nazaret nos enseñe lo que es la familia en su comunión de amor”
Bellas palabras las del Papa: la familia “es comunión de amor”. ¿Cómo lograrlo?. Este puede ser un camino sencillo:
1.- Proponernos no estorbar. Parece muy poca cosa. Pero es un primer paso, ya que, de lo contrario, en vez de unir, dividimos.
2.- Tomar conciencia de que todo depende de uno mismo. Esto exige entrega a todo y a todos. Y exige apuntar a hacer las cosas de la mejor manera posible.
3.- Cargar con la cruz de la unidad. Somos cruz unos para otros:
                               Cargar con la cruz de los padres.
                               Cargar con la cruz de los hermanos.
                               Cargar con la cruz del trabajo.
                               Cargar con la cruz de los reveses, etc.

REFLEXIÓN:
¿Vivo la vida de familia como comunión de amor o como un hotel?
¿Rehúyo las cruces de cada día?

SALUTACIONES A LA VIRGEN:
-Virgen del Niño Perdido, mujer de fe y acendrada religiosidad que, en tu bajada al Templo de Jerusalén, nos invitas a valorar las prácticas religiosas como expresión de fe; haz que no disociemos en nuestra vida, la fe y las tareas de cada día.
Ave María…
-Madre del Niño Perdido, por la pena y dolor que experimentasteis en la pérdida de Jesús, al quedarse en el Templo, haz que sintamos nosotros ese mismo dolor, al perderlo por el pecado, y que pongamos el esfuerzo y diligencia que tú y San Jose pusisteis hasta encontrarle.
Ave María…
-Virgen del Niño Perdido, por la alegría que supuso para vuestro corazón de madre el encontrar al Niño Jesús en el Templo, haz que cada uno de nosotros, le sepamos encontrar, y alegremos con su presencia, en nosotros y en los demás.
Ave María…

ORACIÓN A LA VIRGEN.
Dios te salve, María Hija de Dios Padre;
Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo;
Dios te salve, María, Esposa del Espíritu Santo;
Dios te salve, María, Templo de la Santísima Trinidad;
Dios te salve, María, Señora mía, mi tesoro, mi belleza
Reina de mi corazón, Madre, vida, dulzura y esperanza mía;
Más aún, mi corazón y mi alma.
Soy todo tuyo, Virgen benditísima,
y todas mis cosas te pertenecen.
Habite en mí tu alma para engrandecer al Señor;
more en mí tu espíritu para regocijarse en Dios.
¡Oh Virgen fidelísima! Ponte como un sello sobre mi corazón,
para que en Ti y por Ti permanezca fiel al Señor.
Concédeme por tu bondad, la gracia de contarme
en el número de los que amas, enseñas,
diriges, nutres y proteges como hijos.
Haz que, despreciando por tu amor
todas las consolaciones terrenas,
aspire continuamente a los bienes celestiales,
hasta que por medio del Espíritu Santo,
tu esposo fidelísimo, y de ti, esposa suya fidelísima,
sea formado en mí, Jesucristo tu Hijo,
para gloria del Padre Celestial.
(S. Luis Mª Grignon de Montfort)