En el calendario litúrgico de los cristianos tenemos dos fiestas en torno a las cuales gira todo el año: Navidad y Pascua.
En
Pascua celebramos la resurrección de Jesús, su victoria sobre la muerte.
En
Navidad conmemoramos el nacimiento de Jesús, hijo de Dios y de María.
En
nuestra cultura la Navidad ha calado más que la Pascua. En torno a la Navidad
las ciudades se embellecen, en las casas se suelen colocar algunos adornos
navideños, las familias acostumbran a reunirse en torno a una misma mesa.
Aquí,
en nuestro pueblo, desde hace años es costumbre colocar un Belén grande en la
plaza junto al Ayuntamiento que permanece todo el tiempo de Navidad.
Además,
tenemos la representación del Belén Viviente que este año se representará el
domingo, día 18 a las 18’30 de la tarde Todo ello ayuda a vivir la Navidad.
Pero
no seamos ilusos la Navidad no es sólo eso.
Lo
más importante de la Navidad es que Dios ha venido y se ha quedado entre
nosotros. Todo ello por pura iniciativa suya, porque nos quiere con locura.
Dios
quiere que todos se salven y por ello nos ha enviado a quien más quería a su
propio hijo para que nos facilite la salvación, para que nos haga hijos de
Dios.
Ante
este hecho lo primero que hemos de hacer es darle gracias a Dios sin cesar.
Y
además de prepararnos externamente a la celebración de la Navidad es preciso
que nos prepararnos también con buenos gestos, con buenas obras.
Como
de costumbre, antes de Navidad, tendremos una celebración comunitaria de la
penitencia, ofreciendo la posibilidad de que los que lo deseen puedan confesarse.
Esto
será el martes, día 20 a las 19’30. La próxima semana lo recordaremos.