PREPARÉMONOS A LA NAVIDAD


En el calendario litúrgico de los cristianos tenemos dos fiestas en torno a las cuales gira todo el año: Navidad y Pascua.
En Pascua celebramos la resurrección de Jesús, su victoria sobre la muerte.
En Navidad conmemoramos el nacimiento de Jesús, hijo de Dios y de María.
En nuestra cultura la Navidad ha calado más que la Pascua. En torno a la Navidad las ciudades se embellecen, en las casas se suelen colocar algunos adornos navideños, las familias acostumbran a reunirse en torno a una misma mesa.
Aquí, en nuestro pueblo, desde hace años es costumbre colocar un Belén grande en la plaza junto al Ayuntamiento que permanece todo el tiempo de Navidad.
Además, tenemos la representación del Belén Viviente que este año se representará el domingo, día 18 a las 18’30 de la tarde Todo ello ayuda a vivir la Navidad.
Pero no seamos ilusos la Navidad no es sólo eso.
Lo más importante de la Navidad es que Dios ha venido y se ha quedado entre nosotros. Todo ello por pura iniciativa suya, porque nos quiere con locura.
Dios quiere que todos se salven y por ello nos ha enviado a quien más quería a su propio hijo para que nos facilite la salvación, para que nos haga hijos de Dios.
Ante este hecho lo primero que hemos de hacer es darle gracias a Dios sin cesar.
Y además de prepararnos externamente a la celebración de la Navidad es preciso que nos prepararnos también con buenos gestos, con buenas obras.
Como de costumbre, antes de Navidad, tendremos una celebración comunitaria de la penitencia, ofreciendo la posibilidad de que los que lo deseen puedan confesarse.
Esto será el martes, día 20 a las 19’30. La próxima semana lo recordaremos.

Mateo 11, 2-11

Juan, que había oído en la cárcel las obras de Cristo, le mandó a preguntar por medio de dos de sus discípulos: 
"¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?". 
Jesús les respondió: 
"Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia. ¡Y dichoso el que no se sienta defraudado por mí!"
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:
"¿Qué salisteis a cotemplar en el desierto, una caña sacudida p
or el viento? ¿O qué fuisteis a ver?, ¿un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta: él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti para que prepare el camino ante ti". Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista, aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él"

Se cuenta...

Se cuenta de dos hermanos que habían recibido una herencia de sus padres y ambos habían construido sus casas, distantes unos doscientos metros. El hermano mayor, Juan, era soltero y estaba muy feliz con su trabajo en el campo y con sus aficiones. El hermano menor, Pablo, estaba casado, tenía tres hijos: también vivía muy feliz con su mujer, sus hijos y su trabajo. Los dos eran agricultores y tenían sus graneros.
Una noche Juan, el hermano mayor, pensó que la situación era injusta. Él era soltero y no necesitaba tanto para vivir como su hermano casado y con familia: mujer e hijos. Entonces decidió ir a su granero, llenar una bolsa grande de grano, cargársela en sus hombros y llevarla, en el silencio de la noche, al granero de su hermano Pablo.
Casi al mismo tiempo, Pablo, el hermano menor, también pensó en la situación de su hermano y le pareció que era injusta. Se dijo: yo estoy casado tengo mujer e hijos, ellos me cuidan y me cuidarán, mi hermano está sólo ¿quién le cuidara?
Entonces decidió ir a su granero, llenar una bolsa grande, cargársela en sus hombros y llevarla, en el silencio de la noche, hasta el granero de su hermano Juan.
Así fue como, cada noche, protegidos por el silencio y la oscuridad, los dos llevaban una bolsa grande de grano hasta el depósito de su hermano.
Lo que sucedió es que al repetirse ese gesto con tanta frecuencia y al hacer los dos la misma operación una noche coincidieron en sus horarios y se encontraron los dos hermanos cargados con sus respectivas bolsas de grano en la mitad del trayecto.
No hizo falta que se dijeran una palabra. Juan y Pablo se dieron cuenta de inmediato de lo que ambos estaban haciendo. Dejaron caer la bolsa en el suelo y se dieron un fuerte abrazo.
Los vecinos del lugar se enteraron de lo ocurrido y la historia se fue contando de generación en generación.
Cuenta la historia que con el tiempo los biznietos de ambos hermanos, de Juan y de Pablo, levantaron allí la estatua de la FRATERNIDAD

NUEVO AÑO LITÚRGICO: primer domingo de Adviento

MATEO 24, 37-44: Dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto estad en vela, porque no sabéis que día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre".