Se está terminado el año 2014.



Se está terminado el año 2014, a estas alturas todas las instituciones hacen balance del año.
Durante unas semanas iremos dando cuenta de los distintos aspectos de la vida de la parroquia.
Para empezar yo quiero felicitar y dar las gracias a tantas personas que están implicadas en la vida parroquial
-          Como saben hay un buen grupo de mujeres que se ocupan de la limpieza de la Iglesia.
-          También saben, que  hay unas personas mayores que hacen de sacristanes y algo más.
-          Están los catequistas de comunión, de postcomunión y de confirmación que semana a semana van haciendo su labor.
-          Desde hace unos años, gracias al ahora sacerdote Alipio, tenemos el coro que anima maravillosamente las celebraciones y que semanalmente se pasa un buen tiempo ensayando.
-          Tenemos también a los que leen la Palabra de Dios en las celebraciones.
-          Hay así mismo un buen grupo de personas de Cáritas que de forma silenciosa van ejerciendo el ministerio de la caridad, ellos están más cerca de los que sufren. Ellos lo hacen en nombre de la Comunidad Parroquial.
-          Están las cofradías de Semana Santa y la del Nuestra Señora la Virgen del Niño Perdido y la Hospitalidad de Lourdes y asociaciones como la Adoración Nocturna que ponen su granito en la vida de la parroquia. Hay también a los que se implican en la Cena del Hambre y a tantas personas que están siempre dispuestas de una forma anónima a cooperar en lo que sea de la parroquia, tanto económicamente como en otros aspectos y  hay también quien se ocupa de los manteles etc.
-          Hay gente buena que está dispuesta a echar una mano cuando por algo se les pide ayuda.
-          Está, cómo no, el Consejo de Pastoral y el Consejo de Economía que se ocupan de tantos asuntos de la vida de la parroquia y que son la representación de la vida de la Parroquia.
-          Y  están todos los que asiduamente participan en las celebraciones y los que no vienen de ordinario pero lo hacen de vez en cuando y que de una forma u otra tienen la parroquia como algo suyo y lo que es vale más para ellos Jesús es su Maestro, su luz, el Salvador.
-          No podemos olvidar que la parroquia está dentro del municipio de Alquerías del Niño Pedido, y que sus autoridades suelen facilitarnos lo que necesitamos y con ellos hemos de trabajar juntos para asuntos que afectan a la vida del pueblo como el cementerio, procesiones, fiestas religiosas etc etc.
-          También quiero hacer mención a la disponibilidad que ofrece el Colegio Público para todo lo referente a la formación religiosa de la vida de los niños que sus padres voluntariamente han inscrito a sus hijos en la clase de religión.
-          Así mismo quiero agradecer a los bancos que en algún momento nos han dado alguna ayuda especialmente para Caritas. He de nombrar en concreto a la Caja Rural del pueblo que nos facilita las Hoja Parroquial de cada domingo y en múltiples ocasiones como en la Cena del Hombre nos deja su espléndido local y además de coopera de otras formas.
-          Hago mención especial también a los padres, y abuelos de niños y jóvenes
A todos ellos y a tota la gente del pueblo muchísimas gracias por su colaboración e implicación en la vida de la parroquia.
Que este año sea bueno para todos ustedes y que este año que empezamos podamos continuar juntos animando la vida del pueblo y de la parroquia.
Feliz año nuevo 2015  para todos.

FELICES FIESTAS DE NAVIDAD.




Esta semana celebremos la Navidad. Días de revivir el gran amor que Dios nos ha tenido viniendo al mundo en la persona de su hijo Jesús. Son unos días muy grandes. Queremos ahora que Él nazca de  nuevo en nuestros corazones, en nuestro mundo, porque la Navidad no es algo del pasado, es algo que se continúa realizando en nuestros días. Dios continúa haciéndose presente entre nosotros por su Palabra, por los sacramentos y por las personas, especialmente en los pobres.
Que estos días de Navidad sean para todos días de paz, parece que la Navidad está unida a la paz, a los buenos deseos , a la amistad y que estos días de Navidad sean días de vida de familia para estar  juntos con los que queremos.
Por ello acordémonos de las personas que viven solas, de las personas que viven en zonas de guerra, de las personas que no han descubierto el gran amor que Dios nos tienen viniendo al mundo par quedarse con nosotros.

María, puerta por la que Dios entra en el mundo


La humanidad, en los comienzos de la historia, se enemistó con Dios, según el relato del libro del Génesis. Pero Dios, por ello,  no se olvidó de las personas que él había ido creado a su imagen y semejanza. Y un buen día Dios quiso entrar en el mundo para quedarse y ser uno más, para caminar con nosotros, para estar siempre a nuestro lado, para mostrarnos la manera de ser felices y de hacer felices a las personas, para hacernos sus hijos, para formar entre toda la humanidad una gran familia. Fue hace unos 2014 años. ¡Qué suerte poder celebrar y recordar este feliz acontecimiento!
El mundo estaba en las tinieblas, el pecado lo había oscurecido. Y Dios,  en su Hijo Jesús, vino al mundo  para ser la luz del mundo, para  poner alegría, misericordia,  amor y esperanza. ¡Cuánto  bien nos ha hecho la venida del Hijo de Dios a nuestro mundo! Él nos ha mostrado a vivir como hermanos, Él  en nuestro mundo ha puesto los fundamentos de un mundo nuevo en el que reine el amor a Dios, la paz, la justicia,  y la verdad.. Él nos ha trazado el camino, Él es el camino, Él va delante, nosotros sólo tenemos que seguirlo. Él vino como luz pero desgraciadamente  no siempre sabemos iluminarnos por su luz. Lamentablemente continúan existiendo tinieblas en nuestros corazones y en nuestro entorno. Todos experimentamos que el odio, la violencia y la avaricia no han desaparecido.
Y para entrar en nuestro mundo buscó una puerta, fue María, la joven de Nazaret. Una mujer sencilla y  humilde. Una mujer dispuesta a cumplir el proyecto de Dios y a secundar todas sus palabras. Gracias María por tu si, por tu disponibilidad a hacer lo que Dios te pedía que no era nada fácil. Pero era Dios el que te lo pedía y tú estabas allí para hacer la voluntad de Dios.
María, madre y  Jesús y madre nuestra, yo admiro tu humildad y tu sencillez. Y sobre todo yo aprecio tu disponibilidad a cumplir lo que Dios te pide. María en esta Navidad que se aproxima ayúdanos a pareceros a ti. Gracias, María

Confesar nuestros pecados




«Comienza la Buena Noticia de Jesucristo, Hijo de Dios». Este es el inicio solemne y gozoso del evangelio de Marcos. Pero, a continuación, de manera abrupta y sin advertencia alguna, comienza a hablar de la urgente conversión que necesita vivir todo el pueblo para acoger a su Mesías y Señor.
En el desierto aparece un profeta diferente. Viene a «preparar el camino del Señor». Este es su gran servicio a Jesús. Su llamada no se dirige solo a la conciencia individual de cada uno. Lo que busca Juan va más allá de la conversión moral de cada persona. Se trata de «preparar el camino del Señor», un camino concreto y bien definido, el camino que va a seguir Jesús defraudando las expectativas convencionales de muchos.
La reacción del pueblo es conmovedora. Según el evangelista, dejan Judea y Jerusalén y marchan al «desierto» para escuchar la voz que los llama. El desierto les recuerda su antigua fidelidad a Dios, su amigo y aliado, pero, sobre todo, es el mejor lugar para escuchar la llamada a la conversión.
Allí el pueblo toma conciencia de la situación en que viven; experimentan la necesidad de cambiar; reconocen sus pecados sin echarse las culpas unos a otros; sienten necesidad de salvación. Según Marcos, «confesaban sus pecados» y Juan «los bautizaba».
Esta puede ser hoy nuestra tentación. No ir al «desierto». Eludir la necesidad de conversión. No escuchar ninguna voz que nos invite a cambiar. Distraernos con cualquier cosa, para olvidar nuestros miedos y disimular nuestra falta de coraje para acoger la verdad de Jesucristo.
La imagen del pueblo judío «confesando sus pecados» es admirable. ¿No necesitamos los cristianos de hoy hacer un examen de conciencia colectivo, a todos los niveles, para reconocer nuestros errores y pecados? Sin este reconocimiento, ¿es posible «preparar el camino del Señor»?  José Antonio Pagola