HOJA PARROQUIAL 7º Domingo Ordinario


COMENZAMOS ESTA SEMANA LA CUARESMA.
El miércoles de esta semana, día 26, tendremos la imposición de las cenizas; con esta celebración daremos comienzo a la Cuaresma, tiempo de preparación para la Pascua, para la celebración de la muerte y resurrección de Jesucristo.
Desde siempre este tiempo de cuaresma ha tenido mucha importancia en la vida de la Iglesia: es tiempo para prepararse para recibir los sacramentos, tiempo para sintonizar con las vivencias de Jesús camino del calvario, tiempo para revisar nuestras vidas y tratar de adecuarlas más al proyecto de Jesús, tiempo para disponernos a celebrar la Pascua, la vitoria de Jesús sobre la  muerte
Durante la cuaresma los cristianos procuramos llevar una vida más austera, nos  privamos de algunas cosas para poder compartir con los necesitados, para adquirir un mayor dominio de si. Y también damos más tiempo a Dios
Procuremos, ahora, al principio de la cuaresma, trazarnos un pequeño plan de vida en el que incluyamos algunos momentos de oración, algunas privaciones para poder compartir con los necesitados y demos tiempo  para mirarnos a nosotros mismos y ver qué es lo que nos está pidiendo el Señor para mejorar nuestras vidas: quizás visitar algún enfermo, ser capaces de perdonar a alguien, tener más tiempo para estar con Dios, para rezar, no hablar mal de los demás, escuchar la Palabra de Dios, ser  más atentos  con las personas, prestar algún servicio, confesarnos etc.
Hay cuatro palabras que expresan mucho de lo que es la cuaresma: 
Silencio: para escuchar a Dios, para escuchar su Palabra, para entrar en nuestro interior y vernos con los ojos de Dios.
Ayuno de comida y de otras muchas cosas para estar más en lo que Dios quiere y para poder compartir con los necesitados
Abstinencia, privarnos de algo carne etc. para no dejarnos atrapar por las cosas etc.
Oración para estar con Dios que es nuestro dueño y Señor: Feliz  tiempo de cuaresma

LA CARIDAD,  EL AMOR.
La Iglesia es la familia de Dios. Es una familia en la que nadie sufra por falta de lo necesario.  Ese es el ideal que Dios quiere.
Pero la caridad del cristiano ha de superar los límites de la Iglesia, ha de ser universal. La parábola del buen samaritano sigue siendo el criterio de comportamiento de lo que nosotros los cristianos deberíamos hacer: amar a todos sin distinción y con un  amor que trata de poner en pie  a las personas, de rehacer a las personas completamente. El samaritanos no se contentó con sacarle del apuro del momento sino que además de curarlo lo llevo a una posada para que se hicieran cargo de él hasta que se recuperarse por  completo.
El  tiempo de cuaresma es un tiempo propicio para ejercitarnos en la Caridad

EL  CRISTIANO NO NACE SE HACE
Un cuentista se preguntaba cómo hacer beber al burro que no tiene sed. El burro atesora muchas virtudes, pero carece absolutamente de flexibilidad, cuando dice no es no y punto.
De su  proverbial tozudez nada ni nadie logra sacarle por vía de razonamiento ni por medio de un castigo para que baje su hocico hasta que se acerque a beber en la pila de gua. Sólo hay un remedio para que se acerce a beber: ponerle otro compañero al lado sediento que se ponga a beber.
Ante el ejemplo del vecino sediento, el burro inapetente descubre su necesidad  y se entrega con pasión a beber.
El cristianismo no nace espontáneamente. A veces puede hasta repugnar. La cruz puede ser vista como necedad y locura.
Como en el ejemplo del burro necesitamos ejemplos, testimonios que nos hagan descubrir su bondad y su riqueza.
El cristianismo pues no nace, se comunica, se contagia con el ejemplo de otros. ¿Mi vida cristiana es capaz de contagiar a mi entorno?