No convirtáis en mercado la casa de mi Padre



Desde pequeño, Señor Jesús habías subido con frecuencia al Templo de Jerusalén. Era obligado para todo buen judío subir a Jerusalén, la ciudad santa y en ella ir al Templo, lugar sagrado.
Supongo que en tu interior, con frecuencia, te enfadarías por algunas de las cosas que allí veías. El templo, la casa de Dios, la había convertido en un mercado
Ahora ya no puedes mantener tu indignación y proclamas que aquel lugar ha de ser espacio de oración, de encuentro con Dios.
Es la primera vez que te veo tan enérgico.
Tú, Señor, Jesús, que eres manso y humilde de corazón ahora te muestras implacable, tajante.
Tú, Señor Jesús, que eres compasivo, sencillo… llegado el momento te impones y tratas de poner las cosas en su sitio.
Tú, Señor Jesús, sales en defensa del honor y del respeto a Dios Padre.
Yo me pregunto ¿qué harías hoy cuando vemos que en este mundo hay miles y miles de personas, de criaturas de Dios que mueren de hambre porque no  hay justicia, porque las cosas están mal repartidas?
¿Qué harías hoy ante tanto dinero malgastado en guerras y armamento mientras tantas personas mueren porque no tienen de qué alimentarse?
¿Qué harías hoy ante esas violencias y fanatismos por causa de la religión. Violencias  que tratan de borrar de este mundo maneras de creer y de relacionarse con Dios?
Estamos en cuaresma tiempo de conversión ¿de qué he de convertirme?
Seguramente nuestras iglesias, nuestras comunidades parroquiales deberían ser más solidarias, más abiertas, más alegres, más cercanas a todos aquellos que sufren. Seguro, Señor Jesús que Tú nos pides que en nuestras vidas demos más importancia a Dios y a las personas.
¿Qué es, Señor Jesús, lo que te molesta de nuestras comunidades cristianas?
Señor Jesús, danos coraje para, con tu ayuda ir eliminando de nosotros y de nuestra comunidad parroquial todo aquello que va en contra del proyecto de Dios Padre.
Perdón, Señor Jesús, porque seguramente hay comportamientos en nuestras vidas y en nuestras comunidades cristianas que te fastidian y no tenemos el coraje de trabajar por eliminarlas.