Mensaje del Papa Francisco para la cuaresma de 2015


“La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular la Eucaristía. En ella nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En Él no hay lugar a la indiferencia (hacia los demás), que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo pertenece a un solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás: Si  un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran con el ( 1 Co 12¡, 26)…
La Iglesia es “cumunio sanctorum”, comunión de los santos porque en ella participan los santos, pero a su vez porque es comunión de cosas santas: el amor de Dios que se nos reveló en Cristo y sus dones
En esta comunión de  los santos y en esta participación en las cosas santas, nadie posee sólo para sí mismo, sino que lo que tiene es para todos.
Y puesto que estamos unidos a Dios podemos hacer algo por los que están lejos, por aquellos a quienes nunca podríamos llegar sólo con nuestras fuerzas, porque con ellos y por ellos rezamos a Dios para que todos nos abramos a su obra de salvación…”
Queridos  hermanos y hermanas, cuánto deseo que  los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser  islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia.