Las huellas de Dios:




El Presidente de Estados Unidos, Lincoln, estaba mirando las estrellas, en una noche espléndida, de esas que parecen día.
En una conversación, dijo Lincoln a su colaborador: “Comprendo que haya un ateo porque sólo mira a la tierra. Pero no puedo concebir cómo se puede mirar al cielo y negar la existencia de Dios”.
La infancia de este General fue muy dura. Nació en una familia pobre en una cabaña de leñador. Pero Dios le dio una inteligencia fuera de lo normal. Y le dio, sobre todo, “el menos común de los sentidos”, el sentido común.

Miramos demasiado a la tierra. Necesitamos mirar más al cielo
San Pablo nos dice:
“Buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; gustad las cosas de arriba, no las de la tierra” ( Col 3, 1)
Que el Señor nos conceda su gracia para saber descubrir sus huellas.