DIA 4 LA PERDIDA DE JESUS
ORACIÓN INICIAL.
Dios te Salve María, Madre del Niño Perdido, Patrona de Alquerías, nosotros, tus hijos, venimos durante estos días a obsequiarte con nuestras plegarias; venimos a intentar aprender de ti, primera mujer de la Iglesia, a vivir lo esencial de la vida cristiana: la fe, esperanza y caridad. Que con tu ayuda y nuestro esfuerzo nos sintamos y vivamos como hombres y mujeres de la Iglesia de hoy. Amén.
LECTURA DE LA SAGRADA ESCRITURA.
“Cuando tuvo doce años, subieron ellos
como de costumbre a la fiesta y, al volverse,
pasados los días, el Niño Jesús se quedó en
Jerusalen, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría
en la caravana, hicieron un día de camino, y le
buscaron entre los parientes y conocidos,
pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén
en su busca”. (Lc. 2, 44-45)
A simple vista, el relato de Lucas, parece una travesura de crio, y, como no, un despiste de los padres.
Los planes de Dios son sorprendentes. El escribe recto con líneas torcidas...
No pretendo justificar el episodio, ni montar una explicación. El hecho esta ahí y es aleccionador.
La misma costumbre de andar en caravana, y la libertad de movimiento que comportaba, dada la confianza de que todos seguían la marcha, aunque en diferentes grupos, - se prestaba al despiste- solo al final de la etapa, cuando se reunieron, pudieron advertir la no presencia de Jesús en el grupo.
Es clara la lección de responsabilidad de la Sagrada Familia.
Jesús preocupado por las cosas de su Padre. Hay prioridades que no debemos desatender: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”.
El sentido religioso de la vida...
¡Sólo Dios basta!
María y José preocupados por el Hijo. Es deber de padres. A estos les encomienda Dios los hijos para que sean sus educadores; para que les acompañen en su caminar. Pero los hijos, como dijo alguien, “no son ni criados ni protegidos; son aprendices de padres de otros hijos que vendrán mañana”.
REFLEXIÓN:
¿Está Dios en las prioridades de mi vida?
¿Lo demuestro a través de mis prácticas religiosas y mi conducta, consecuente con mi fe?
SALUTACIONES A LA VIRGEN:
-Virgen del Niño Perdido, mujer de fe y acendrada religiosidad que, en tu bajada al Templo de Jerusalén, nos invitas a valorar las prácticas religiosas como expresión de fe; haz que no disociemos en nuestra vida, la fe y las tareas de cada día.
Ave María…
-Madre del Niño Perdido, por la pena y dolor que experimentasteis en la pérdida de Jesús, al quedarse en el Templo, haz que sintamos nosotros ese mismo dolor, al perderlo por el pecado, y que pongamos el esfuerzo y diligencia que tú y San Jose pusisteis hasta encontrarle.
Ave María…
-Virgen del Niño Perdido , por la alegría que supuso para vuestro corazón de madre el encontrar al Niño Jesús en el Templo, haz que cada uno de nosotros, le sepamos encontrar, y alegremos con su presencia, en nosotros y en los demás.
Ave María…
ORACIÓN A LA VIRGEN.
Salve, madre de la alegría celeste.
Salve, tú que alimentas en nosotros un gozo sublime
Salve, sede de la alegría que salva,
Salve, tú que nos ofreces la alegría perenne,
Salve, místico lugar de la alegría inefable,
Salve, campo dignisimo de la alegría indecible.
Salve, fuente dichosa de la alegria infinita,
Salve, tesoro divino de la alegria sin fin,
Salve, arbol umbroso de la alegria que da vida,
Salve, Madre de Dios, no desposada,
Salve, oh Virgen, después del parto integérrima,
Salve, espectáculo admirable,
Por encima de todo prodigio.
¿Quién podría describir tu esplendor?
¿Quién podría referir tu misterio?
¿Quién sería capaz de proclamar tu grandeza?
Tú has adornado la naturaleza humana,
Tú has superado a las legiones angélicas...
Tú has superado a toda criatura...
¡Salve, oh llena de gracia!
(Sofronio de Jerusalén)