DESDE AHORA SERÉIS PESCADORES DE HOMBRES

“Y puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande,
que reventaba la red.
Hicieron señas a los socios de la otra barca,
para que vinieran a echarles una mano.
Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas,
que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús, diciendo:
-         Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.
Y es que el asombro se había apoderado de él
y de los que estaban con él,
al ver la redada de peces que habían cogido;
Y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos del Zebedeo,
que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón.
-         No temas: desde ahora serás pescador de hombres.
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo lo siguieron”( Lc 5..)

Señor Jesús:
Te vemos en el evangelio de hoy trabajando con unos pescadores,
como uno más.
Una pesca cuantiosa es la cosecha del día, gracias a tu presencia.
Pedro, Santiago y Juan se sienten indignos del favor divino.
Y Tú les invitas a una reconversión profunda:
En adelante han de pescar personas, en lugar de peces.
Ellos, nos dice, Lucas, “dejándolo todo lo siguieron”.
Renuncia y disponibilidad es lo que nos enseñan
estos primeros discípulos.

Ahora nosotros somos los Pedro, Juan y Santiago
que Tú nos invitas a que seamos también pescadores de hombres.
¡Cuánta falta tiene nuestro mundo de esos pescadores!

Gracias por tu invitación, no somos merecedores de ese trabajo.
Pero como Pedro te dijo,
así también nosotros decimos: “En tu nombre echaremos las redes”
En tu nombre cada día empezaremos de nuevo
a hablar con este y aquel,
a preparar esto y aquello,
a participar en la Eucaristía
y a preocuparnos de cuanto viven las personas con las que estamos,
sobre todo de sus sufrimientos y dificultades.

Señor Jesús
que como aquellos primeros discípulos
haz que sepamos dejar lo que nos impide seguirte,
lo que nos dificulta ser pescadores de hombres.
Tú nos invitar a seguirte y para ello hay que renunciar
y dejar.
Si, dejar olvidadas cosas, ocupaciones, preocupaciones, actitudes…
Señor, ayúdanos a saber dejar todo lo que pueda impedir
que seamos tus seguidores.

Tú hoy nos estás diciendo que hemos de estar seguros
que gracias a tu presencia la pesca será abundante,
no será estéril nuestro trabajo.

Señor Jesús,
que tengamos  siempre la seguridad de que tu estás con nosotros
de que tu auxilio nunca nos faltará.

Tal vez para que todo funcione nos haga falta la actitud de Pedro.
Él, al ver el milagro,
al constatar la pesca milagrosa reconoció su pequeñez.
También nosotros hemos de reconocer nuestra pequeñez
Para que aparezca tu grandeza.

Cristo, buen pescador, que nos llamas a compartir tu misión,
enséñanos a echar las redes,
haz que no nos desanimemos nunca
porque sabemos que Tú estas con nosotros.