FIESTA DE SAN ANTONIO
Un año más hemos celebrado en el pueblo, en la
parroquia y en la Ermita de San Antonio, “en la muntanyeta de Sant Antoni”. El
tiempo acompañó.
Es un día que, para la gente del pueblo, es también un
día de peñas o de amigos estando juntos en los alrededores de la “muntanyeta”,
pero la sequía y el peligro de los incendios trastocó los planes.
Los animales han
sido y son de una gran ayuda para las personas, a muchos de ellos llamados
animales de compañía. Aunque la mejor compañía para todo ser humano es otra
persona, un familiar o una persona amiga.
Así pues, no lo olvidemos, también nosotros, sí, todos
nosotros, podemos y debemos ser compañía para alguien.
TODOS SOMOS IGUALES
Esto es lo que decimos desde la Palabra de Dios, otra
cosa es lo que unos y otros puedan decir. Otra cosa es lo que, de hecho, cada
uno mostramos con nuestro comportamiento.
Pero si nos fijamos en la Palabra de Dios y en la
manera de comportarse Jesús vemos que para Él todos somos iguales.
Ya al principio de la Biblia, en el Génesis, se nos
dice que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Y esto de que somos
imagen de Dios no lo dice refiriéndose a unos pocos privilegiados sino para
todos.
Si somos justos con la Palabra de Dios tendríamos que
decir que, más bien, parece que Jesús tiene preferencias: son los débiles, los
que sufren
Por tanto, como cristianos, no podemos discriminar a
nadie por razón del sexo, del lugar de origen, de la edad o del color de su
piel.
De hecho ¿qué sucede?
¿Hay discriminación? ¿Todas las personas son respetadas?
¡Qué fácil es ser tentado por la discriminación y caer
en ella!
UN ENFERMO DE SIDA EN LA
CIUDAD DE JERUSALÉN
Para aquella chica fue un aldabonazo terrible cuando
le diagnosticaron que tenía el sida. Había jugado con fuego y se había quemado.
Pero la llevaron al hospital de Jerusalén. Pensó que nadie le iba a comprender.
Por eso se encerró en su mundo con el convencimiento de que iba a ser juzgada
duramente por una sociedad hipócrita y sin piedad.
Un día, sin saber cómo, la visitó una persona que
decía que venía de muy lejos. Le escuchó una por una todas sus quejas. No la
culpabilizó ni le preguntó demasiado. No hurgó en su herida. Sencillamente
venía todos los días a verla. Le dijo que era feliz ayudando a los demás. Esta
actitud la había descubierto en Dios que tiene un corazón ilimitadamente bueno.
Venía a visitarla desde un lugar que se encontraba en un barrio de Jerusalén.
El autobús le dejaba a la puerta del hospital.
En aquel hospital, con la presencia de aquella
persona, cambiaron muchas cosas, aunque aparentemente todo seguía igual. Morían
muchos como siempre, pero otros descubrían la dignidad de vivir y la dignidad
de morir.
Nunca supieron el nombre de esa persona anónima, que
tanto bien les hizo.
No metía ruido, simplemente venía a visitar a los
enfermos. Y el día que por la razón que fuere no iba por el Hospital echaban de
menos la presencia de esa persona que devolvía la paz y la esperanza a las
personas enfermas.
Nunca dijo a nadie su nombre…, pero parece ser que
había nacido en Belén y había pasado muchos años en un pueblo pequeño olvidado,
llamado Nazaret.
JORNADA DE LA SANTA
INFANCIA
Como tuvimos la semana pasada la celebración de San
Antonio nosotros celebraremos la Jornada de la Santa Infancia el sábado y
domingo, 3 y 4 de febrero. En el resto de la diócesis se celebra este sábado
domingo, días 27 y 28 de enero.