HORARIOS PARA LA SEMANA SANTA EN EL
CONVENTO DE LAS CARMELITAS
Domingo
de Ramos: A las 12 h de la mañana. Jueves Santo: a las 18 h. Viernes Santo: a
las 17 h. Sábado Santo, Vigilia Pascual a las 22 h.
CRISTO HA RESUCITADO.
Esta
es la buena noticia que hace casi dos mil años resuena en el mundo por estas fechas. Esta es la nota de
color de estos días.
Cristo
ha vencido a la muerte y al pecado y de su victoria todos participamos.
Este
hecho ha cambiado la historia de la humanidad para siempre
Vivamos
pues ahora en nuestro mundo como partícipes de la vida de Jesús resucitado, a
la espera de que un día lo haremos de forma plena.
Vivamos
el amor, la entrega, la caridad, la solidaridad que es la nota más distintiva de
esa nueva vida
Démosle
gracias a Dios porque nos ha hecho partícipes de un don tan grande.
DINERO DE LOS SOBRES DE LOS CALENDARIOS
La
aportación en los sobres de los calendarios ha sido en el mes de enero 230
euros y en el mes febrero 455 euros.
CADA UNO TENEMOS NUESTRA
CRUZ
«Eran dos ladrones que se
arrepintieron. Juntos habían cometido robos e injusticias y ahora querían
reparar el daño causado y hacer penitencia juntos. El monje impuso a los dos la
misma penitencia. Cada uno de ellos tenía que atravesar el desierto cargado
con una cruz, hasta llegar a la ciudad donde celebrarían su conversión.
Ambos empezaron con
entusiasmo, llevando a hombros una cruz que pesaba veinticinco kilogramos. El
primer día lucharon y sudaron. El segundo día y el tercero fueron una tortura
para ellos: les quedaba poco agua, el calor del desierto era abrasador, y
parecía que las cruces pesaban más. El desierto no tenía fin, y el horizonte
se hacía borroso, pero ellos siguieron caminando con dificultad.
Al atardecer del tercer
día, cuando estaban descansando, uno de ellos decidió acortar la cruz. Aún era
su cruz, pero mucho más corta. El otro decidió adelgazarla, y la cortó a la
larga. Todavía era su cruz, pero mucho más delgada. Las cruces pesaban
bastante menos, y los dos o tres días siguientes el camino resultó mucho más
fácil. Pero casi no tenían agua. Finalmente llegaron donde había agua, pero era
un canal bastante ancho, con varios kilómetros de longitud. Les habían
advertido que el canal estaba lleno de peces carnívoros. Se fijaron en sus
cruces y pensaron que podían usarlas como puentes. El primero puso su cruz
sobre el canal pero era demasiado corta. Murió en el desierto. La cruz del
segundo era lo bastante larga, pero, cuando empezó a caminar sobre ella, se
partió, y él cayó al agua. M.McKenna: La
Cuaresma, día a día.