HABLO CON JESÚS





Señor Jesús el verte crucificado me conmueve.
El contemplarte rodeado de unos bandidos me estremece.
El mirarte sólo abandonado de tus apóstoles me cuestiona ¿Cuán grande es la debilidad del ser humano?

Pero allí, junto a tu cuerpo ensangrentado, hay un resto fiel, dicen del sexo débil ¿No será eso una broma?
Junto a la cruz permanecen unas mujeres que también te seguían y nada ni nadie les puede separar de ti.

¡Señor! también hoy hay gente fiel, como entonces, que nunca te abandona, que sigue tu camino, que vive tu evangelio

¡Qué lección magistral nos das a todos desde la cátedra de la cruz!
Te insultan por todos los lados con voz potente y tú les respondes con gran paz:
“¡Padre, perdónales porque no saben lo que hacen!”

Y al pie de la cruz, junto a ti hay dos personas: Tu madre y tu discípulo Juan.
Te lo han quitado todo, no. Todavía te queda algo de muy valioso
Y eso nos lo das a nosotros.
Por eso le dices a tu madre, señalando a Juan (que nos representa):
“María ahí tienes a tu hijo” Y a Juan le dices: “Juan ahí tienes a tu madre”

Señor Jesús,

Una visita


El jueves de esta semana pasada vino un matrimonio de Tabuenca, (ZARAGOZA), cerca del Moncayo. Me dijeron que hace unos 30 años hubo un intercambio entre gente de este pueblo y el de allí. Fue en ocasión de que tanto ellos  como nosotros damos culto a María bajo la advocación de La Virgen del Niño Perdido. Ellos tienen una ermita dedicada a la Virgen del Niño Perdido, devoción que también se la trajeron unos frailes, según me han dicho. Estaban de paso y vieron porque querían ver y saludar a nuestra patrona a quien ellos también honran.

ORACIÓN POR NUESTRA TIERRA


Dios omnipotente, que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas.

Tú que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor para que cuidemos la vida y la belleza de cuanto existe.

Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas
sin dañar a nadie.

Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar a los abandonados y olivados
de esta tierra que tanto valen a tus ojos.

Sana nuestras vidas, para que seamos protectores del mundo y no depredadores,
para que sembremos hermosura y no contaminación y destrucción.

Toca los corazones de los que buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra.

Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa, a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos
con todas las criaturas en nuestro camino hacia tu luz infinita,
Gracias porque estás con nosotros todos los días.

Aliéntanos por favor, en nuestra lucha por la justicia, el amor y la paz. (Laudato, si)