Comenzamos
la cuaresma el miércoles de ceniza. Vamos
camino de la Pascua, la gran fiesta del paso de Jesús, el paso de la muerte a
la vida.
La
Pascua es la gran victoria de Jesús con la que nos abrió las puertas del cielo,
la vida eterna y nos hace partícipes de la vida de Dios. Como preparación a
esta gran fiesta tenemos la cuaresma que ya hemos comenzado.
La
cuaresma es un tiempo de poner a punto nuestras vidas. La mayoría de las veces
no es que tengamos mala voluntad, sino que, por rutina, por dejadez o por los
problemas y ocupaciones del día a día perdemos la perspectiva de lo que es
fundamental.
En
este tiempo fuerte de la cuaresma se nos invita a volver al proyecto original
que Dios quiere para nosotros. No perdamos de vista que en este camino de la
cuaresma no vamos solos. Es un camino en el que el Señor nos está diciendo.
CONVERTIOS.
La
cuaresma es tiempo de conversión, lo oiremos muchas veces. Es esta una de las
palabras que Jesús decía a la gente de su tiempo y ahora nos la repite a todos
nosotros. CONVERTÍOS, eliminad de vuestras vidas todo lo que vaya contra los
planes de Dios y sobre todo tratad de identificaros con Jesús, que vuestros
pensamientos y obras estén de acorde con los de Jesús.
Y
como cosas concretas para recorrer este camino hacia la Pascua la Iglesia nos
propone: la oración, el recuerdo de la vida de Jesús en su última etapa o sea
el camino hacia el calvario, el ayuno y la abstinencia que desemboca en la
limosna.
Tratemos
de que cada uno de nosotros, en estos días del comienzo de la cuaresma, nos
detengamos un poco para preguntarnos ¿qué es lo que Dios me pide en esta
cuaresma? Hagámonos nuestro pequeño plan que trataremos de vivir a lo largo de
la cuaresma, con ayuda de Dios y de la comunidad cristiana.
