Había
una vez … ¿Cuándo? ¿Dónde?
Los
niños no lo saben, pero es bonito, por tanto, debe ser verdadero.
Había
tres arbolitos, fue hace mucho tiempo y fue en las tierras de Líbano. No lejos
de Palestina.
El
primero se quedaba las noches mirando el cielo estrellado y soñaba. Quería dar
su madera, cuando fuese grande, para que el rey hiciera con ella un cofre donde
el Gran Rey pudiera guardar el mejor tesoro que tuviera.
El
segundo arbolito se quedaba largas horas mirando al mar que bañaba las rocas de
la montaña en el acantilado. Soñaba entregar su madera, para que el Gran Rey se
hiciera con ella una nave poderosa.
El
tercer arbolito soñaba con que de su tronco se hiciera el mástil para la
bandera que anunciara la victoria final.
Fueron
creciendo y se hicieron árboles grandes y fuertes. Un buen día los leñadores
talaron los árboles y se los llevaron. Los tres hicieron el mismo viaje.
Terminaron en un mercado de Jerusalén.
Al
primer árbol lo compró un campesino que tenía animales, para ellos construyó un
comedero, e hizo con él un gran pesebre donde poner la hierba seca y la paja
para los animales. Allí estaba el pesebre en el establo, rodeado de suciedades.
¡Qué fracaso!
Oscurecía
ya. Una joven embarazada, acompañada de su esposo penetró en el establo para
pasar la noche. En medio de la noche se escuchó un llanto. Y el pequeño recién
nacido, envuelto en pañales, fue puesto por su madre en el pesebre lleno de paja.
Aquella noche se convirtió en la Noche Buena. Y cantaron los ángeles: HOY EN LA
CIUDAD DE DAVID OS HA NACIDO UN SALVADOR, LO ENCONTRARÉIS ENVUELTO EN PAÑALES Y
RECOSTADO EN UN PESEBRE.
El
segundo árbol fue adquirido por un armador de barcos, con el tronco construyó
una barca para pescar en el lago. Esa barca la compró un pescador llamado Pedro
En
la que muchas veces subió aquel niño del pesebre cuando se hizo grande y
comenzó a predicar la buena Nueva. Una vez consiguió en gran pesca.
El
tercer árbol no tuvo comprador y terminó siendo requisado por el gobierno, no
fue utilizado como mástil, lo abandonaron a la espera de un futuro destino.
Un
buen día el que mandaba, Pilatos, mandó ajusticiar a un tal Jesús en un madero.
Tomaron el tronco para hacer de él una cruz. En ella mataron aquel que dijo:” PADRE
EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU” “PADRE PERDÓNALES PORQUE NO SABEN LO QUE
HACEN” “HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAISO” “MARÍA AHÍ TIENES A TU HIJO” “JUAN
AHÍ TIENES A TU MADRE” “TODO LO HE CUMPLIDO”.
(Es el resumen de un cuento de Mamerto Menapace)