Un aspecto fundamental de nuestra fe cristiana es la presencia de Jesús en la Eucaristía.
A
diario la comunidad cristiana nos reunimos para celebrar la Eucaristía, la
santa misa, Así llevamos a la práctica el mandamiento de Jesús en la última
Cena después de instituir la Eucaristía: “Haced esto en memoria mía”
En
las primeras comuniones celebramos hace poco y vivimos esta presencia de Jesús
en el pan consagrado.
Así
mismo el día del Corpus, con la procesión por las calles del pueblo,
reconocemos públicamente esa presencia de Jesús. Y además, permanentemente,
Jesús eucaristía está en la Iglesia, en el sagrario.
Ese
Jesús, buen pan que se hace comida para ser nuestro alimento, lo actualizamos
cada vez que celebramos la misa, la Eucaristía. Y al acercarnos nosotros a la
comunión nos convertimos en casa donde Dios toma sitio en nosotros.
Somos
unos agraciados. Dios mismo ha querido estar permanentemente a nuestro lado,
más aún, dentro de nosotros, para habitar en nosotros, para que podamos
descansar en él, para que Él nos ayude a transformarnos, a identificarnos en Él
Por
ello es preciso que le demos muchas gracias a Dios y que nos ayude a que
mantengamos esta fe en la presencia del Señor en la Eucaristía.
Pidamos
al Señor que cuantos nos decimos cristianos sepamos apreciar y valorar esa
presencia de Jesús tan cerca de nosotros.