El Jubileo que vamos a comenzar el día de la
Inmaculada, como ya nos repite el papa Francisco ha de tener como fundamente la
misericordia, el perdón.
Por lo que se nos dice, ahora que ha terminado el
Sínodo de los obispos en Roma, una clave imprescindible para interpretar las
conclusiones del Sínodo es la misericordia. Sin misericordia, sin perón no hay
futuro, estamos perdidos.
Dicen que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado
momento discutieron y uno de ellos le dio una bofetada al otro.
El otro, el ofendido, sin decir nada, escribió en la arena:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME HA PEGADO UNA BOFETADA EN LA CARA.
Siguieron el camino y llegaron a un país donde decidieron bañarse.
El que había sido abofeteado estuvo a punto de ahogarse, pero fue rápidamente
salvado por su amigo. Al recuperarse escribió en una piedra: HOY MI MEJOR AMIGO
ME HA SALVADO L
A VIDA.
¿Por qué después de que te di una bofetada, escribiste e la
arena y ahora escribiste en una piedra?
Sonriendo, el amigo le respondió:
Cuando un gran amigo nos ofende, debemos ESCRIBIR EN LA ARENA,
donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo. Pero, CUANDO
NOS PASE ALGO GRANDIOSO, CUANDO NUESTRO AMIGO NOS HA HECHO UN BIEN, DEBEMOS
GRABARLO EN LA PIEDRA DE LA MEMORIA DEL CORAZÓN, DONDE NINGUN VIENTO PUEDA
BORRARLO.