¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aun no tenéis fe?



Señor Jesús ¿me estás haciendo a mí este reproche?
Es cierto que a veces en nuestro mundo, en nuestras vidas  de repente  se levanta la tormenta y parece que todo se viene abajo, es cierto que a veces todo lo veo negro porque las cosas no salen como estaba previsto, porque no se da la respuesta que esperaba etc. Si, en ocasiones pierdo la esperanza y la ilusión.
Es cierto que, empezando por mí mismo, el desánimo se apodera del ambiente.
Y mirando el Evangelio veo que Tú a los apóstoles  que están sufriendo la gran tormenta de la vida les recriminas porque no se fían de  tu poder, desconfían  de tus posibilidades.
Como a ellos nos invitas a nosotros a levantarnos, a tomar nuestra camilla y ponernos a andar.
Tú nos invitas a hacer todo lo que esté de nuestra parte en el mundo y en la Iglesia para  mejorar nuestro mundo y para proclamar tu evangelio.
Tú nos dices “Yo estaré para siempre en medio de vosotros”
Esto no lo deberíamos olvidar nunca. Pase lo que pase, Tú estás siempre a nuestro lado
Perdón,  Señor Jesús, por mi falta de fe en tu Persona.
Perdón porque me cuesta asumir las contradicciones, las dificultades  de la vida, los pecados ...
Perdón por nuestras quejas similares a las de  los israelitas por el desierto. .
Gracias, Señor Jesús, por tantas cosas buenas que observo en mi entorno: veo que hay personas solidarias, veo que hay quien condiciona toda su vida al cuidado de sus ancianos padres,  gracias por aquella persona que pone paz en su ambiente y por aquella otra que valora lo que otros hacen.
Gracias por las personas que saben escuchar, y defienden la dignidad de todo ser humano.
Haz, Señor Jesús, que no perdamos la confianza de que Tú estás siempre con nosotros, de que Tú nos acompañas.
Ayúdanos, Señor Jesús, para que en los momentos difíciles de la vida sepamos reconocerte cerca de nosotros.