Palabras del papa Benedicto XVI, sobre la oración



Vivimos en un mudo en el que (para algunos parece que) Dios ha desparecido del horizonte de muchas personas o se ha convertido en una realidad ante la cual se permanece indiferente.
Sin embargo, al mismo tiempo  vemos muchos signos que nos indican un despertar del sentido religioso, un redescubrimiento de la importancia de Dios para la vida del hombre…
El hombre es religioso por su naturaleza..
La imagen del Creador está impresa en su ser, y  él siente necesidad de encontrar una luz para dar respuesta a las preguntas que atañen al sentido profundo de la realidad; respuesta que no puede encontrar  en sí mismo, en el progreso, en la ciencia…
El hombre digital igual que el de las cavernas, busca en la experiencia asegurar su precaria aventura terrena. Por lo demás la vida sin un horizonte  transcendente no tendría un sentido pleno, y la felicidad, a la que tendemos todos, se proyecta espontáneamente hacia el futuro…
Los hombres esperan  de las diferentes religiones una respuesta a los enigmas recónditos de la condición humana que, hoy como ayer, conmueven sus corazones:
¿Qué es el hombre? ¿Quién soy yo?
¿Cuál es  el sentido y fin de nuestra vida? ¿Qué es el bien y qué el pecado? ¿Cuál es el origen y el fin del dolor?
¿Cuál es el camino para conseguir la verdadera felicidad? ¿Qué es la muerte, el juicio, la retribución después de la muerte? ¿Cuál es finamente, ese misterio último e inefable que abarca nuestra existencia, del que procedemos y hacia el que nos dirigimos?”