Estos días todos recordaremos a nuestros difuntos, muchos iremos a visitarlos en el cementerio. Cuando lo hagamos pidamos a Dios que les dé el descanso eterno y que cuando nos llegue el momento de dejar este mundo podamos de nuevo encontrarnos con ellos.
Además,
seguro que al recordarlos nos vendrán a la memoria algunas cosas buenas que
hacían, algunas actitudes y comportamientos que admiramos, a lo mejor porque
eran siempre capaces de perdonar, o porque se desvivían por la familia o porque
se portaban bien con los vecinos.
No nos
quedemos sólo con recordar sus buenos ejemplos, imitémoslos.
Seguro que
ellos, y también cada uno de nosotros han sido y somos un regalo de Dios para
el mundo. Que descansen en paz.